Las mujeres y el escultismo
Las mujeres y el escultismo

Las mujeres y el escultismo

Hoy, 8 de marzo, se celebra el día de la mujer trabajadora, y desde el kraal queremos hacer un homenaje las mujeres que han trabajado para que el escultismo sea un movimiento en el que quepamos todos.

En sus inicios, el escultismo, cuyas bases sentó Baden Powell al encomendar tareas a jóvenes durante la Guerra de los Boeres, estaba pensado como un movimiento masculino, y no incluía a chicas ni mujeres.

Sin embargo, la primera tropa scout la fundó una mujer; Audrey Wade dirigía el club de hockey de Heinfield, en el sur de Inglaterra, cuando su hermano regresó a casa de África entusiasmado con un programa de entrenamiento para niños ideado por un compañero oficial, Robert Baden-Powell.

Inspirada, se dio cuenta de que el programa de Baden Powell sería la manera perfecta de garantizar que los chicos de Henfield estuvieran ocupados durante todo el año, en lugar de solo durante la temporada de hockey.

Se puso a trabajar, y para el invierno de 1907, había organizado las primeras reuniones, basando las actividades del grupo en “Scouting for Boys”, que se estaba publicando por entregas en los periódicos. Cuando se lanzó oficialmente el escultismo, la tropa scout ya contaba con 30 miembros.

Dos años después, en una concentración scout en Londres apareció un grupo de niñas vestidas con el uniforme scout, a pesar de no poder ser parte del movimiento. Esto despertó la curiosidad de Baden Powell, que comenzó a preocuparse por la adaptación del método scout a las muchachas.

Un año después, su hermana Agnes Baden Powell fundaba las “Guías”, que vinieron a ser la versión femenina de las patrullas scout.

A pesar de ser parte del movimiento scout, las guías no realizaban las mismas pruebas que los chicos de las patrullas, si no que usaban un método scout adaptado “a niñas y jóvenes” que incluía enseñanzas de habilidades domésticas y educación para la vida, en vez de las habilidades de supervivencia que se aprendían en las patrullas.

Durante la Primera Guerra Mundial, con los hombres en el frente, las mujeres quedaron a cargo de todo lo demás: las fábricas, la sanidad… y la supervivencia del movimiento y de la formación de los jóvenes. Durante este periodo surgieron los grupos mixtos, en que niños y niñas participaban en las mismas actividades, y las niñas pudieron acceder al fin a las patrullas.

Así, cuando terminó el conflicto, no se conformaron con volver a un segundo plano, ni en la sociedad, ni en el Movimiento Scout, si no que empezaron a  tener un papel cada vez más activo en todos los espacios, y a reivindicar su igualdad en ellos.

Hoy, más de 100 años después, el Movimiento Scout acoge por igual a niños y niñas de todos los países, razas y religiones del mundo. Desde el Grupo Scout Castores estamos comprometidos con todos y cada uno de nuestros chavales, y hacemos siempre los posible para educarlos en igualdad y solidaridad, creando así un mundo más justo y en el que todos ellos tengan su espacio.